domingo, 14 de septiembre de 2008

NADIE SE ABURRIO

Peralta 13 de septiembre de 2008


Dolores Aguirre/ L. M. Procuna, Javier Herrero, Félix de Castro


Pese a ser mansa de libro, la novillada de Dolores Aguirre no nos aburrió a nadie. También la disposición de los novilleros, es digna de reseñar, a pesar de no estar ni mucho menos a la altura de la novillada. Esto es lógico, por triste que sea decirlo, si miramos detenidamente los escalafones y analizamos el momento por el que pasa la fiesta en cuestión de novilleros. Pero no crean, en el de matadores pasa lo mismo. Y culpa de ello la tiene el "taurineo", que miran el bolsillo de algunos nuevos ricos con ojos golositos, los que el ponen el dinero, y los empresarios que aceptan el cheque de estos.

La novillada de Dolores Aguirre fue quizá, mansa en exceso, buscó tablas en todo momento y el que no lo hizo al final se rajaba y se iba a chiqueros. Lo bueno de ella fue que tuvo casta, y cuando hay casta y hay toro, en este caso novillo, el entretenimiento es seguro.


El colombiano Luis Miguel Procuna quiso agradar y no pasar desapercibido por la plaza de Peralta, aunque con muchas carencias en su formas y maneras de interpretar el toreo. Llegó al público en banderillas con pares mejor de colocación que de ejecución. Con la muleta no supo acoplarse con el buen primero que recibió tres puyazos, saliendo suelto de todas ellas. Trapazo va trapazo viene, no le dio distancia ni supo dejarle la muleta en la cara para ligar los muletazos. Con el cuarto, similar a su primero más de lo mismo, pero en terreno de peñas buscando la oreja facilona. Despachó su lote de sendos bajonazo.

Javier Herrero repetía actuación, y estuvo más que digno por la entrega que tuvo, sin estar ni mucho menos a la altura del buen y más que complicado quinto, que tomo los capotes con codicia, apretando para adentro. Se arrancó tres veces de largo al caballo y gustó al público. Lástima que el picador anduviese un tanto atragantado, sin torear a caballo y marrando los puyazos. En la faena de muleta seguía metiéndose para adentro sin que Herrero supiese solventar la situación. Exceso de encimismo, debió cruzarse más en los cites, enganchar delante y llevar al toro toreado hasta el final sin dejarle pensar demasiado. Cinco pinchazos y una estocada bastante defectuosa dieron con el novillo en tierra. En el primero de su lote, el garbanzo más negro del lote de Dolores, manso pregonao, sin un pase en su interior, se equivocó brindando y tras dos estatuarios resulta cogido, cayendo de mala postura, pasando a la enfermería. Recibió una ovación que recogió uno de sus peones por la disposición que estaba demostrando.

Félix de Castro cerraba el cartel, el primero de su lote salió cojeando de chiqueros para en unos segundos partirse la mano derecha. Fue sustituido por un manso, descastado e inválido novillote de Orellana Perdiz, con el que no pudo demostrar nada. Con el que cerraba el festejo, un novillo serio y cuajado, falto de fuerza, no se acopló con el capote a las buenas embestidas. Toma una varita y se cambia el tercio. En la muleta tuvo mucha calidad, pero la falta de fuerza hizo que tuviese las tandas contadas, tres a mi ver, que no supo aprovechar. Basó su faena en brusquedades que dieron al traste con lo poquito que podía tener el novillo. Mató de de dos pinchazos y media estocada baja, recibiendo un aviso.

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