sábado, 13 de septiembre de 2008

SE QUEDARON EN FACHADA

Peralta 12 de septiembre de 2008

Astolfi/ Juan Ortiz, Javier Herrero, Daniel Sotillo

La vergonzosa suspensión del festejo el pasado día 11 dio lugar a que se celebrase ayer viernes a las 10 de la mañana, con un más que deplorable aspecto en los tendidos. Unos 150 espectadores. Todo un sueño para los novilleros y todo un espectáculo para una feria de novilladas que va de mal en peor con la “nueva empresa”. Se entiende perfectamente lo de la suspensión cuando por medio habrá un seguro que la cubra. Para que ustedes lo entiendan: “supuestamente”, la empresa junto con los novilleros suspenden el festejo y el seguro cubre el cien por cien del festejo, pérdidas incluidas. El novillero que “supuestamente” no iba a ver un duro, quizá vea algo y si un tercero, “supuestamente” el ayuntamiento, paga los gastos de dietas y suspensión, además de arreglo al que “supuestamente” haya podido llegar con la empresa para ver algo del dinero del seguro. Todo supuestamente. Ahora crean lo que quieran. ¿Por qué no hubo aplazamiento en lugar de suspensión? Indudablemente porque la empresa se hubiese visto obligada a dar el festejo en un horario en el que podíamos haber estado en la plaza, como ocurrió, 150 personas, con la diferencia que el seguro se cubriría las espaldas aduciendo que no hubo suspensión, sino aplazamiento y por consiguiente a la aseguradora no le hubiese importado la gente que ocupaba los tendidos. Es decir: no es lo mismo decir que la plaza estaba llena que decir había 150 espectadores.

En cuanto a la novillada decir que la presentación fue correcta, a medias, astifina y con cara, pero escasitos de remate y de edad justa para lidiar como novillada. La magistral charanga “Bakerías”, que suena como una sinfónica, e interpretan los pasodobles como la mejor banda de cualquier plaza de España, en esta ocasión, o por lo menos conforme saltaban los astados al ruedo, hubieran de haberles tocado el “cumpleaños feliz”. Descastados y mansos en todos los tercios; bravuconería del cuarto; invalidez casi absoluta del conjunto de la novillada. Y menos mal, porque de haber lucido además de pitones, romana, podríamos haber asistido al esperpento que tuvimos el domingo con la más que buena novillada de “Bucaré”, puesto que la terna estaba escasita de prácticamente todo. Por lo menos eso demostró.

Juan Ortiz abrió festejo con un novillo inválido que sólo se defendió, además de lucir un escaso conocimiento de lo que es tener una muleta en la mano. Con el cuarto, el menos malo del encierro, sufrió desarmes, además de no llegar a cogerle la distancia al astado que venía humillado de largo y tenía ese tranquito más que suele tener el toro de “Núñez”.

Por su parte Javier Herrero, tuvo voluntad de agradar, y el escaso público se lo agradeció con una oreja del primero de su lote, tras una faena a un novillo inválido con el que anduvo siempre fuera de cacho en los cites y sin temple alguno en sus maneras. Con el quinto, más de lo mismo.

Cerraba el cartel Daniel Sotillo, que repetirá el domingo, el cual anduvo muy cauto con el tercero de la mañana, más fuera de sitio que su compañero, con un novillo que se quedaba muy cortito por la escasez de fuerza, de raza y de casta. Con el sexto anduvo más centrado pero no correcto pese a la concesión de la oreja, pues el exceso de encimismo dio al traste con lo que pía haber sido una buena faena si llega a cruzarse más con el novillo y haberle dado más distancia. Por otro lado lo de cruzarse, dar tiempo, parar, templar y mandar, son palabras que parece ser no aparecen en el diccionario de la real academia del “taurineo”. Las únicas que existen o las que más se utilizan son: “¡bieeeen!” y “¡Vamonóooo!”.

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